La situación de los secuestrados tripulantes del pesquero Alakrana ha evolucionado dramáticamente, justo cuando todos pensábamos que las negociaciones estaban a punto de culminar con éxito para ambas partes. Pero esta suposición estaba basada en una premisa cuando menos engañosa, que la detención de los dos piratas y su traslado a Madrid no iban a influir en la negociación, que eran dos temas distintos.
Como ya he expuesto en posts anteriores, esta gente son piratas, son africanos, pero no son imbéciles. Independientemente del valor que los piratas den a la vida o a la libertad de sus compañeros, su detención les facilita una palanca para forzar a su favor cualquier negociación. Les ha bastado el gesto de trasladar a tres tripulantes a tierra para encender a la opinión pública en nuestro país.
Este giro dramático en la situación ha dejado a los políticos contra las cuerdas mediáticas. Ayer ya salió el Lehendakari pidiendo a la justicia que deje volver a África a los dos piratas detenidos, y que sean juzgados en Kenya, cuando sabe que eso es absolutamente imposible. Imposible porque Garzón y sus compinches de la Audiencia Nacional no van a permitirlo y porque los piratas no van a aceptar otra cosa que no sea la liberación en Somalia de sus compañeros.
Salvando las distancias, esta situación me recuerda lo que sucedió tras el secuestro de Miguel Ángel Blanco. Muchas declaraciones de “estamos trabajando en ello”, apelaciones a la unidad contra el terrorismo y a no ceder al chantaje de los violentos. El resultado es de sobra conocido: nosotros perdimos a un amigo de una forma horrible, pero ellos ganaron un mártir y muchos votos. Aquí no hay votos que ganar, más bien todo lo contrario.
Sospecho que para los piratas solamente es una cuestión de dinero y para el Gobierno un problema de índices de popularidad y un desafío a su legitimidad. Pero para familia, amigos y vecinos de los secuestrados es mucho más. Ellos solo quieren a sus seres queridos de vuelta y poder dejar atrás esta pesadilla. Por eso se merecen toda nuestra solidaridad y nuestro apoyo. Ojalá que los que cargan con la responsabilidad de gestionar este secuestro piensen igual y sean capaces de poner a las personas por delante de cualquier otro interés.
La envenenada situación del Alakrana
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Lo has explicado perfectamente. A mí me parece especialmente lamentable que ayer el gobierno corriese a sacarse una foto de un gabinete de crisis para dar la sensación de que estaban haciendo algo, cuando todo el tema ha sido un cúmulo de improvisaciones, ausencia de acompañamiento a los familiares y un vano intento de demostrar una firmeza cuyos resultados no han sido calculados.
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Los verdaderos piratas – Somalia, país que sucumbió a una guerra civil
Terc3ra – Artículos de Opinión | Joaquim Sempere
En 1991 se hundió el orden político de Somalia, país que sucumbió a una guerra civil empeorada por la intervención estadounidense. El colapso político dejó la sociedad somalí sin defensas, situación que fue aprovechada por navíos procedentes de Europa, Estados Unidos, China y otros países para verter en sus aguas grandes cantidades de residuos tóxicos y radioactivos. El abuso se hizo visible cuando, en 2005, un tsunami depositó en las playas y costas somalíes bidones corroídos y otras muestras de estos residuos. Según el enviado de las Naciones Unidas en Somalia Ahmadou Ould-Abdallah, la porquería tóxica acumulada en pocos días por la catástrofe marina provocó úlceras, cánceres, náuseas y malformaciones genéticas en recién nacidos y, al menos, 300 muertes.
Pero las desgracias no terminan ahí. Aprovechando el desgobierno, una multitud de barcos de pesca empezó a faenar en las aguas frente al país, incluidas sus aguas territoriales. En 2005 se calculó que pescaron allí unos 800 barcos de distintos países, muchos de ellos europeos y, más específicamente, españoles. Se estima que los ingresos generados durante un año por esta pesca extranjera ilegal ascendía a 450 millones de dólares. El resultado fue la rápida disminución de unas reservas pesqueras que eran el principal recurso para las comunidades de pescadores del país, catalogado como uno de los más pobres del mundo.
Un reportaje de Al Yazira informa de que grupos de somalíes trataron de constituir un cuerpo autodenominado “Guardacostas Voluntarios de Somalia”, reuniendo dinero con el que pagar a la empresa estadounidense Hart Security, que se dedica a entrenar y formar luchadores y mercenarios por todo el mundo –y que, años más tarde, ha actuado como mediadora para el cobro de rescates en aquellas mismas aguas: ¡negocio redondo!–. Al parecer, hubo intentos de esos guardacostas voluntarios de negociar con los buques de pesca extranjeros para que dejaran de faenar o pagaran un impuesto para seguir haciéndolo, intentos que resultaron fallidos. El desenlace final fue lo que hoy se califica como piratería somalí. En un país plagado de armas, desgarrado por bandas rivales y sometido a una situación económica desesperada, un desenlace así no debería sorprender. A la vista de lo anterior es legítimo preguntarse: ¿quiénes son, en esta historia, los verdaderos piratas?
Hay en España quien propone que los atuneros españoles (que son sobre todo vascos) lleven militares a bordo para disuadir a los piratas. En el Parlamento vasco, los votos del PP y el PNV han hecho posible el pasado 8 de octubre aprobar una moción en esta línea. El Congreso ya lo había descartado meses antes arguyendo que la legislación española no lo permite. Francia sí lo permite, y hace tiempo que en el Índico los barcos de pesca franceses llevan militares a bordo. Pero esta diferencia es de detalle: ambos países lograron que el 10 de diciembre de 2008 los ministros de Defensa de la Unión Europea aprobaran la llamada Operación Atalanta contra la piratería somalí, y que se diera luz verde al envío de entre 6 y 10 buques de guerra para “garantizar la seguridad” en el golfo de Adén con el mandato de vigilar las costas de Somalia, “incluidas sus aguas territoriales”.
Estos hechos muestran que el colonialismo no sólo no ha muerto, sino que está tomando nuevos bríos. Y un nuevo aspecto marcado por la crisis de recursos naturales, en este caso la pesca. Las flotas pesqueras de los países ricos, compuestas por buques con capacidad para moverse por todos los mares del mundo, esquilman un caladero tras otro: son las principales culpables de la sobrepesca que desde hace años viene destruyendo la capacidad de regeneración de las especies marinas y preparando un colapso de las capturas a escala mundial. Las primeras perjudicadas son las poblaciones de los países pobres que dependen de la pesca local: ellas carecen de flotas potentes para pescar lejos de sus costas. El caso somalí es uno de los más sangrantes por las circunstancias políticas internas, pero no es el único.
España está recuperando sus blasones imperiales contribuyendo a empobrecer a uno de los países más pobres del mundo. Al hacerlo no sólo comete una injusticia, sino que practica una política sin futuro también para sus habitantes. Porque cuando ya no haya caladeros por explotar en ningún rincón del mundo, ¿qué harán nuestros marineros y pescadores?
Es una indignidad aprovecharse de un país desangrado por una guerra civil y luego mandar a los soldados a defender una causa indefendible que no hace más que profundizar la tragedia de ese pueblo. Y si se quiere mirar desde otra óptica, ¿cuánto nos cuesta mantener la dotación de dos buques de guerra, un avión y 395 efectivos de la Marina española que tenemos destacados en la zona?
El caso tiene su moraleja. Un país desarrollado como España no debe, tras agotar sus propios recursos pesqueros, expandirse por los mares del mundo privando a otras poblaciones más pobres de sus medios de subsistencia, porque agrava la situación de esas poblaciones y las empuja a una resistencia que desemboca en aventuras violentas y salidas militares. La solución hay que buscarla en casa, adaptándose a unos ecosistemas dañados y gestionándolos mejor (por ejemplo, con la piscicultura como alternativa a la pesca), y adoptando medidas previsoras para que nadie se quede sin trabajo y sin fuente de ingresos. Es inquietante que se esté haciendo exactamente lo contrario: optar por la huida hacia delante y por un neoimperialismo ecológico reforzado militarmente que sólo puede redundar en un empeoramiento de la situación.
Gracias por aportar el artículo de Joaquim Sempere, con el que no puedo estar más de acuerdo. Ya lo había comentado en un post anterior, la situación actual la hemos creado los paises occidentales, como sucede en tantas ocasiones. Al margen de esto, en este post quería destacar el sufrimiento humano que soportan estos días los familiares y amigos de los trabajadores secuestrados. Pero ese es un debate que debe salir a la luz el día en que esta crisis se resuelva. Y desde luego desde este blog lo heremos, sin la menor duda…
Un saludo
Magnifico tu artículo Jose Luis y estupendo el artículo de Sempere… da mucho que pensar.
Gracias Susana 😉
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La política está sufriendo con los piratas, pero pocos hablan de si deben seguir pescando allí y si el gobierno va a luchar para desarticular la red que apoya a los pirats. http://hombredeapie.wordpress.com/2009/11/06/el-alakrana-y-los-paraisos-fiscales/
Discrepo en una cosa: aquí sí hay votos en juego, y algunos están haciendo un juego demagógico vergonzoso con todo esto.
En el punto en el que están las cosas, es obvio que lo prioritario es salvar las vidas de los marineros, pero una vez hecho, hay que dejar las cosas claras. Quienes mandan los barcos allá son empresas privadas, por tanto SUYA es la responsabilidad. Tú mismo te preguntabas en un post anterior por qué no poner protección militar ante las joyerías o los polígonos industriales asaltados por bandas del este.
Entiendo que se defienda por humanidad a los marineros, pero algunos extienden la defensa a unas empresas que pescan donde probablemente no deberían y, además, con métodos de los que se supone que aquí mismo hemos denostado siempre. Es contradictorio montar la bronca a los pescadores franceses por usar artes de arrastre y defender la misma forma de actuar en un mar lejano.
Totalmente de acuerdo en cuanto la utilización demagógica que se está haciendo del tema. Lo que me temo es que de este tema se van a sacar la peores conclusiones posibles: en lugar de replantearse este tipo de pesca destructiva, a este negocio se va a sumar el de los escoltas privados. He consultado alguna web de empresas de este tipo y ya se están promocionando para este tipo de trabajos. De momento, el tema se ha solucionado siempre con dinero, pero si continua el despliegue de armas, eso no va a durar mucho.
Disfruta de las merecidas vacaciones Javi.
Un saludo
no se podia poner seguridad privada xk estaba prohibido en un barco con bandera española…la empresa lo pedia…seguridad….pero estaba prohibido…x eso se habló de militares…a raiz del secuestro se cambió esa ley y ahora si pueden trabajar esos hombres de seguridad con armas a bordo.a raiz del secuestro…como todo en este pais…tiene k pasar algo gordo paa cambiar alguna ley…pasa con el maltrato a la mujer….con la ley del menor…